La comedia del arte o la Comedia Dell ‘Arte??
Conocí a Waldo en tiempos de Universidad, años 80s, La
Chile. Nos reunían muchos sueños y visiones en común, tal vez lo que más
recuerdo era ese espacio que construíamos en nuestros encuentros para dejar
entrar a la grande belleza entre
ambos, esa pasión por lo apolíneo, por el sentido que hay detrás de la técnica,
la academia, la formación del estudiante del arte, la situación política y la
historia de Chile, la ciudad, la transvanguardia, el territorio y la periferia
cultural. Todos temas que eran urgentes en la formación de un artista en
aquellos tiempos.
La Universidad de Chile nos marcó a fuego, pero sobre todo
Díaz y Couve, nuestros maestros guía.
Couve sobre todo en cuanto a la base espiritual de época;
Couve y su Comedia del arte.
Publicada en 1995, La comedia del arte es considerada por la crítica
especializada como una de las novelas relevantes de la producción literaria de
Adolfo Couve.
La historia está basada en la relación
amorosa de una extravagante pareja formada por Camondo, un pintor realista, y
Marieta, su modelo y enamorada. Sin embargo, la óptica desde la que se narran
los sucesos de la trama, está teñida de un tono irónico, absurdo y paródico,
puesto que los protagonistas son sombras de un tiempo pasado, de un tiempo que
fue prometedor y que sólo los ha dejado con recuerdos. De esta manera, Adolfo
Couve se sumerge en la problemática humana de los artistas venidos a menos,
explorando lo decadente y patético, al mismo tiempo que la voz del narrador -en
tercera persona- abre un mundo que refleja el universo estético de Adolfo
Couve.
Algo tramaba Couve con todo esto, una
evidente tensión desde el pasado al presente nos sigue hasta ahora como
guaripola fundamental, como una alerta consciente de lo que significaba hacer
arte en estas tierras del sur del mundo desapareciendo bajo un mal llamado país
en vías de desarrollo .
Creo que en ese pequeño gesto literario
y magnífica obra maestra de la literatura chilena contemporánea se esconde la verdadera vanguardia del arte
chileno de los últimos años incluidos los de la dictadura y los que vendrán
después.
En aquella obra podemos ver-nos,
aprendices de la transcultura, patéticos, despojados de toda identidad ya que
todo era marchito y despoblado, la relación con la belleza y la identidad
cultural comenzarían su desmantelamiento y así la noción de territorio iba a
dar pie a un nuevo orden en las ciudades y en ellas comenzarían a dar sus
primeros pasos los bebés de la era de lo vacuo. Inicios de un sistema que se mantendría
hasta el día de hoy en Chile, el experimento exitoso de los niñitos de Chicago
muy peinaditos al lado del general.
La Commedia Dell’ arte busca provocar la risa del público mediante un enredo amoroso y ciertas dosis de sátira social y política. Se suele decir que el rasgo más significativo de estas representaciones es la inexistencia de diálogos escritos; sin embargo los actores de la "commedia Dell ‘arte" improvisaban sobre esquemas o argumentos predeterminados pero los personajes son siempre los mismos, tal como las obras de Gómez los elementos se repiten: tubos, palmeras, muros, paños, estatuas. Etc. Una forma de hacer polisemia con elementos que se repiten y al repetirse van perdiendo sentido al mismo tiempo.
Ooops, en que trampa estamos no? No es
otro metalenguaje más para justificar la obra, finalmente? Esconderse en un
discurso, encerrarse en él y defenderse desde ahí?
No. A mi parecer no.
Aquí Gómez propone su Private Eye, su voyerista lanzado,
crítico, sarcástico, mordaz..
Sucede que así trabaja un artista, este
es el significado real de su aporte a la humanidad. No sólo el objeto físico es
lo que vemos cuando vemos una obra de arte. Lo que vemos es un resultado de una
lectura del espíritu del mundo.
La obra de Gómez toma un camino que a
mi me parecer refleja con brillantez esa amalgama necesaria que identifica a
todo gran artista: su biografía, su entorno directo y una profunda
interpretación que luego se convierte en autoría propia de un espíritu de época
(zeitgeist).
Gómez conjuga bajo La comedia del arte
los rasgos de la inquietud creativa tensionados entre sobrevivencia, identidad
y entrega descarnada de la verdad sistémica de la existencia humana. De ese
modo se entiende que por un lado ser artista en Chile es una desaparición de la
dignidad humana que llega a doler y por
otro, ser el bufón de una corte dominante inculta, calculista, neo liberal y
corto plazista, que lucha por sobrevivir en el territorio eriazo de una cultura
extraviada en el tiempo y engullida por los buitres del mercado.
El ojo privado de Waldo Gómez
Curioso este Waldo Gómez y su ojo privado pues en parte
construye su imaginario a partir de una marca que hace referencias de las
carencias simbólicas y políticas de lo público extraviado de Chile y quienes
habitamos en él.
Curioso porque su obra nace de una mirada detectivesca por
un lado, de voyeur punzante y de
elegante poeta sarcástico por otro, y
propone una tensión en una resistencia inédita entre los términos “privado” y
“público” dejando solo lo público sostenido por su inexistencia absoluta para
que pueda ser recreado o reconstruido desde su carencia en el propio espectador
en tiempos y tierras de privatizaciones.
Construye una marca –El Ojo Privado de Waldo Gómez- en primera
persona y la deja caer en el territorio nacional con una propuesta que es
objeto, lírica y curatoría a la vez.
Las pinturas de Waldo Gómez con sus
figuras en el paisaje europeo son los deseos cumplidos de quien ha logrado
tocar la belleza con sus manos y ojos, a diferencia de quienes las han
aprendido en slides o reproducciones mal impresas en las escuelas de Arte en
Chile, los frustrados y sufridos sudacas del arte. Ahí confluyen los géneros del clasicismo
formal académico de la enseñanza de la pintura como fantasmas agónicos pero
dignos en el espacio claro y armónico de las academias en una noche que se
avecina sin muchas lunas.
Tan oscuras pinturas como la tristeza
que nos funda como aprendices y luego como profesionales del arte. Hay un velo
poético de belleza sublime en el relato de todos estos elementos dispuestos de
manera matemática, de composición perfecta en un país inventado donde los
artistas vagan en el reencuentro remoto de una belleza que les ha sido
arrancada de sus almas.
Con Gómez aprendemos que lejos del alma
que da sentido al neoclasicismo, el barroco, y el surrealismo principalmente de
De Chirico como formas visuales reconocibles hay un deseo inevitable de estar
ahí para escaparnos del desencanto.
Entonces no nos queda más que ser
eternos aprendices que quedan en las mejores manos para poder seguir creando.
Del collage y las letras
Por otro lado la letra, el texto. La
poesía en el país de las letras muertas y las ausencias de la comprensión de
lenguaje. Una vez más las huellas de la pre existencia, de la iconografía, del
registro previo a la obra. Los collages escritos de Gómez son elocuentes
espejos visuales que tensionan el paisaje de una memoria extraviada y a su vez
forman un librito delator de la enseñanza del arte en Chile y de la realidad
infortunada de sus aprendices.
Lugares comunes, textos privados y poco
comunes, desprovistos de la métrica clásica de la poesía pero capaces de
atravesar con magnífica precisión lo que la vista tiene como evidencia ante sí.
Las formas no son al azar, tienen en si mismo una carga poética poderosa, lo
que hacen los textos es sostener de manera evidente la carencia de lo
aprendido, de una cultura popular desdeñada y dejada a un lado. Todo esto
conforma un solo cuerpo asemejando un palimpsesto donde hay que hurgar con
precisión la delicadeza de mirar y comprender lo que se sabe pero no se cuenta.
“Los mejores pintores de Chile están
muertos en vida. Pintan telas y las dejan vueltas para la pared…” reza un extracto
de una de estas piezas editoriales únicas, una pieza que es solo texto
manuscrito con gouache y que son parte de su serie La comedia del arte. No deja de enfrentar la realidad descarnada de
la supervivencia de quien crea y se pregunta para qué? Porqué? Busca el sentido
del arte en el anti paraíso de una manera desgarradora y honesta pero con una
finísima composición gráfica como diciéndonos que si hay un porqué, lo que deja
abierto siempre, como buen voyerista, pillo, sagaz es ese para qué?
Para qué hacer arte en Chile?
Para qué estudiarlo?
Quien te lee, quien te ve?
Es acaso todo esto la tautología eterna
No son preguntas tímidas y sueltas al
viento.
Son la verdadera tensión del arte para
los artistas.
Ni más, ni menos.
El Ojo privado del Gómez nos está
espiando desde sus obras, nos interpela, nos sacude de manera orgánica y feroz.
Eso lo hace un indispensable absoluto.
Guillermo Grebe Larraín
elartwriter
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