domingo, 13 de octubre de 2019

Guasón. La sutil poética de los invisibles






“ Quienes andan por ahí asesinando a gente inocente, tres chicos jóvenes ejemplares de nuestra sociedad son eso; payasos!! Personas que no han sido capaces de llevar una vida decente como nosotros que si somos gente de bien y hemos hecho algo bueno para esta ciudad” Dice muy suelto de cuerpo en la TV el candidato a alcalde de ciudad gótica, el multimillonario A. Wayne.
Algo así como una lamentable senadora chilena de ultra derecha que hablaba de los patipelados, los de allá abajo, los que sólo valen cuando se pueden comprar con el voto, pero que en el fondo son la escoria necesaria para la “democracia”.

Hay aquí un detalle muy fino que verticaliza este film: La red que construye el discurso político y social es la TV. La política es una estructura que se sostiene ahí, en la mass media para provocar la sensación de que todo debe estar bajo control de quienes son merecedores de aquello; los que tienen poder, los controladores, los ganadores. Un puñado de legionarios de Wall Street que pueden salir a drogarse y emborracharse y envalentonarse para acosar a una solitaria chica en el metro y seguir siendo ciudadanos ejemplares para el resto.

¿Hasta cuando debemos domesticarte payaso?, ¿hasta cuando podemos darte gratis esos 7 medicamentos que tomas para tenerte bajo control?!!
Porque al final eres un gasto innecesario, así como tu asistente social, una ciudadana negra y pobre, que es clara cuando te dice: “Arthur, tengo una mala noticia; nos cortaron la subvención social, no podré seguir ayudándote. La gente como tu y como yo les importamos un bledo”.

Lo grandioso de El Guasón, más allá de Phoenix (punto aparte que más adelante comentaré) es su constructo vertebral anti sistémico total. Toma la matriz ética que sostienen las historias de comic y la da vuelta 180 grados para mostrar que siempre ha existido una lectura de la villanía y el heroísmo bajo un mismo color político y moral; el héroe es un ser alado con ultra poderes y el villano es un desquiciado anarquista que solo desea la destrucción y el poder para hacer el mal.
Batman es en realidad un hijo de papi millonario y desde ahí como Bruce Wayne conserva un respeto social como ciudadano ilustre, un filántropo, un hombre bueno que en secreto se convierte en murciélago que busca y derrota a estos terroristas del sistema, amenazas de la ciudad y sus habitantes. Esa es la historia, así es la vida que hemos leído y conocido. Finalmente los buenos son poderosos y los malos son la escoria.
Todo lo que nos contaron es una puta mentira; los buenos son aquellos que esconden, omiten, mienten, se visten de gala para mostrarse ejemplares y cultos, hacen como que dan pero luego te la cobran y te castigan. Los malos parten trabajando en lo que sea, caminan cabizbajos, arrastran sus pies como zombies, entran a la farmacia, sacan sus medicamentos para seguir esa rutina de mierda hacia el cadalso diario que continuará igual el día de mañana y mañana y mañana.

Así se instala esta historia; como un espejo que mira desde abajo lo que subyace como verdad absoluta arriba y se pone de frente como buscando una identidad y dignidad propia, dando exactamente lo mismo si existe algún grado de cordura.
Finalmente lo que aparece es una red social que se articula desde el hastío, el cansancio y una mirada común donde los patipelados-payasos quienes serán finalmente los héroes de sus mismas vidas.

Es todo al revés; se invisibiliza el individuo héroe que protege los bienes privatizados y públicos y se visibiliza el villano que gana su chapa sin quererlo en lo colectivo. Nada más anti liberal. Nada más contingente y rotundo.
No hay mejor carcajada al sistema que demostrar que ese colectivo no tiene nada que perder y si mucho que destruir por delante.
Finalmente esa elite de arriba lo ha engendrado. Se lo merecen.

La belleza que tiene esto es que la narración políticamente “incorrecta” es todo lo contrario; es perfectamente correcta!! Cuestiona todo, lo gira, lo invierte y deconstruye para instalar la insurrección como resistencia concreta de todo lo que sabemos o nos han hecho creer que sabemos. Es una historia real y carnal de los tiempos de hoy en donde el mensaje es: ¿hasta cuando lo soportarás si ya no te pueden domesticar? Quedaste solo, sin tus pastillas del aturdimiento. ¿qué puedes perder ahora? Quien sabe si lo que destruyes hoy es sólo tu presente de mierda y que lo que venga sea mejor para la sociedad? ¿Quién lo sabe?


Joachim Phoenix

El trabajo de Phoenix es para detenerse y observarlo en este contexto. Su guasón es el de una observación muy meticulosa que reúne estudios de variados sicotrópicos y sus resultados físicos y mentales en pacientes con patologías graves, construye su personaje desde una infancia de abuso y abandonos, la búsqueda de una identidad pero no como una redención sino como soporte de una personalidad que entiende la venganza como la única manera de ser y de estar. Su salvación es precisamente ser visible, que lo vean, que lo escuchen. Eso es algo que podemos analizar en un primer enfoque pero lo bello de su trabajo tiene que ver con otras variables más finas, más sutiles y que sólo son posibles gracias a una capacidad que va más allá del estudio y análisis académico de construcción de un personaje. Para mi manera de ver, su trabajo es el de un genio de la interpretación.

La carga simbólica de la tragedia escondida en el deseo del comediante es lo que carga este Guasón; su risa enferma esconde el llanto de sobrevivir así como un ente que pesa en un cuerpo frágil y cansado. Su permanente agobio y el maltrato por ser “anormal”, las sombras de su imaginación, sus deseos frustrados, la tarjetita que lleva como enfermo mental y que debe mostrar durante sus ataques de risa para explicarse, cada detalle es una poesía de la invisibilidad.
Otro punto que es imposible eludir es su trabajo corporal y vocal. Sus danzas delirantes con movimientos femeninos son una belleza delicada que abre un punto aparte; Es sombrío, triste y débil cuando vive medicado que es sometido y controlado. En esos momentos su cuerpo se mueve lento y torpe, su danza es un espacio triste de una libertad reprimida, es su secreto. Es colorido y fuerte cuando decide pintarse como payaso, su voz y gestos cambian, su mirada no tiene pánico de esconderse, su danza es en la calle, es libre y se siente alguien.



Phoenix finalmente no dibuja a un loco villano de un comic, se encarga de mostrarnos en cada segundo del film que estamos frente a esas personas que pasan al lado nuestro todos los días, aquellas personas que están solas y que nadie ve o quiere ver.
Los antítesis del éxito, los que llevan la carga del abuso y la condena de ser los perdedores del sistema en sus hombros, los apocalípticos payasos que sonríen con dolor.      

Por otro lado la dirección de Todd Phillips y el guión del mismo Phillips y Scott Silver, la banda sonora de Hildur Gudnadóttir, la fotografía de Lawrence Sher, van de la mano imperturbables, firmes, magníficas y seguras por un camino desbordante, alucinante y de un fatalismo con apariencia de renacimiento que la convierte en una obra magistral de arte cinematográfico contemporáneo.



Guasón (Joker, Estados Unidos/2019). Dirección: Todd Phillips. Elenco: Joaquin Phoenix, Robert De Niro, Frances Conroy, Zazie Beetz, Brett Cullen, Brian Tyree Henry, Marc Maron, Dante Pereira-Olson, Douglas Hodge y Sharon Washington. Guion: Todd Phillips y Scott Silver. Fotografía: Lawrence Sher. Edición: Jeff Groth. Música: Hildur Gudnadóttir.

Guillermo Grebe
elartwriter