viernes, 21 de octubre de 2022

Token

Algoritmos, cadenas de bloques, criptomonedas. El nuevo renacimiento,

No hablemos de arte aún, hablemos de Meta verso y de cómo el sólo hecho de hablar  de este asunto nos abre las puertas a un mundo que transita en paralelo al que hemos vivido las generaciones que ya pasaron los 50 años y el que conoce la mayoría de las personas. El meta verso no es un concepto maduro y más elaborado para redefinir el Mindcraft de hace una docena de años para luego convertirlo en un universo aparte virtual y tangible a la vez, el meta verso es esencialmente una redefinición del concepto del deseo individual que se socializa en una comunidad cuyos valores tienen que ver con la descentralización del poder. Es como la cristalización de una nueva democracia en donde los individuos diseñan una nueva forma de civilización.

 

Estamos ante una revolución que está muy lejos de interesarle tener prensa o marcar pautas colectivas y doctrinarias del tipo militante; todo lo que sucede en este terreno es nuevo, sucede, se siente, se comparte a pesar de lo fáctico y de lo ético normado hasta hoy. Es una nueva ética de las cosas, una nueva manera de lenguaje en donde las pantallas y la transmisión de códigos de núcleo son básicamente digitales.

Cuando hablamos del poder hablamos de datos, cuando pensamos quien tiene el poder se habla de alguien que accede a ellos, los posee y a partir de ahí provoca cambios que van desde lo emocional individual hasta lo político-social .

Así se está dibujando el mundo hoy pasando a través de los dedos sobre una pantalla de un celular.

 

Hace ya un par de meses vengo estudiando este naciente universo paralelo algo silencioso pero veloz y frenético y de cómo impacta a la cultura de lo habitual, lo conocido y aprendido, intentando mantener distancia de los prejuicios a priori y me ha parecido mucho más interesante y alucinante que sólo tener una simple opinión sobre los NFTs (Not Fungible Toquen) y los espacios digitales o del ciberespacio donde habitan.

La verdadera revolución no está en su existencia sino que en la percepción del valor que los coleccionistas del arte les asignan. No son las obras en si mismo sino que es el poder de definición que proviene de un deseo de ser auténtico e independiente de una hegemonía histórica que determina que es arte valioso y cual no lo es.

 

En ese contexto la relación de adquisición de una obra de arte digital adquiere su valor en cuanto satisface un deseo que va más allá del gusto o del cálculo proyectado en el tiempo sino que más bien es denotar esa parte de libertad esencial de participar en este nuevo Mindcraft esta vez de manera real y con una nueva consciencia sostenida en una descentralización del poder de las elites que le han otorgado distancia inmaculada al arte como manifestación humana exclusiva para unos pocos.

 

Esta sucediendo y lo están viendo algunos cuantos pero este giro en la historia del arte es un nuevo renacimiento que va de la mano de un cambio epocal irreversible.

La pregunta que hay que hacerse es ¿qué pasará con los pintores, escultores, artesanos, grabadores que siguen trabajando en el mundo análogo tridimensional?, ¿Desaparecerá el concepto de valor de lo manual?, ¿la velocidad de las cosas que provoquen los cambios serán solo digitales?

 

Estamos en eso ahora, responderse estas preguntas es fundamental. Incluirse en este mundo paralelo y entenderlo como real y natural es parte de los desafíos que tenemos los trabajadores y pensadores que trabajamos en las industrias creativas.

 

Finalmente les comparto este reportaje que estimo de real interés para quienes se están abriendo a entender esta corriente de expresión artística y su relación con las personas que la están valorando.