martes, 3 de mayo de 2022

La Le(n)gua popular de Lulo Arias: La Rapoesía fluorescente del nuevo tiempo

Decía ese cuento bello, que en algún lugar de la Mancha, vivía un anciano de sobrenombres imprecisos que peleaba contra molinos de viento, se enamoraba de imposibles y creía que su frágil y huesudo viejo caballo era un blanco corcel. Un hombre flaco, que algo sabía de los sueños imposibles y que se convertiría , con el paso inevitable de los tiempos, en el gran héroe de las derrotas más bellas, tiernas e inolvidables de la literatura universal.

Ese lugar de la vieja España, la Mancha, en Castilla la Vieja, es como el territorio del despertar de las palomas que vuelan en toda poesía de habla hispana. Desde que Cervantes fundió la palabra con la épica y la dignidad de la existencia humana enfrentada a sus fantasmas, vacíos, destellos y sombras, el sueño como una verdad invertida y la realidad como un espejo mustio y opaco.

La Mancha llana, la manchega llanura, también es como aquel despoblado pueblo que se prolonga entre los lectores que amamos la deconstrucción de la realidad a partir de lo que nos juegan las palabras sobre un papel. Es tal vez ese terreno físico anhelado, adonde tejer las aventuras que jamás viviremos y que se las asignamos a los Quijotes que escondemos dentro de cada una de nuestras almas. Nada más hermoso que inventar la realidad, pues sabemos que ésta nunca existirá si no existe la palabra antes.

La palabra crea realidades, es una frase a estas alturas archi reconocida y repetida, pero cuan profunda y brutal es! Las palabras a veces mal dichas entonces son un obstáculo para provocar realidades compartidas, las bien dichas entonces serían parte del anhelado vínculo con otro-otra, una manera de advertir que hay vida entre las personas.

Algo de esto y mucho más tiene la palabra cuando la dice, la escribe, la canta y la dibuja Lulo Arias - un artista cuya especialidad es crear realidades de manera yuxtapuesta-  entre estas variantes de la comunicación humana: El canto, la dicción, la escritura y el dibujo. Todos con una asombrosa y sofisticada afinidad.

Lulo es desde hace muchos años un líder en todo este oficio y se lo toma con la misma velocidad de ejecución cuando rapea y cuando dibuja, la misma lucidez y naturalidad sostenidas en un lenguaje fino, sencillo y a la vez estético, haciendo que cada una de esas acciones tengan valor en sí mismo y un impacto amoroso que proviene de su nobleza y extraordinaria capacidad creativa.

 

Legua York

El hip-hop es una estructura que reúne música y poesía, ambas contenidas en un ritmo tan establecido como la métrica de fraseo del 4/4. Es un modo de expresar tan concreto como lleno de códigos, que son como llaves especiales que obligan la detención del ritmo desbocado de lo vacuo y liviano, para darle paso a lo que más importa: la atención. Llamado de atención, porque aquí no hay simplemente una estructura y un ritmo, aquí se presenta de manera directa, transparente y reflexiva la palabra de un territorio, de un barrio, de un lugar específico urbano que alberga a gente que empieza a fluir del imaginario a lo real a través del poeta que rapea (rapoeta).

De alguna manera el hip-hop es una versión modernizada del canto a lo humano y a lo divino, que se cuela en la distinción e identidad de cada sector de un determinado territorio. Siendo el lenguaje de realidades más preciso que un minuto de mapa y más humano que un catastro de censo.

Gustavo “Lulo” Arias crea junto a dos  amigos “Legua York”, una de las bandas de Hip Hop más icónicas e influyentes de Chile, y quienes desde1997 representan una perspectiva de horizonte que canta las realidades de ese lugar de Santiago llamado La Legua.

 


 

Entre La Legua y Nueva York, según Lulo, existía ese afán de parecerse en cuanto a que entre estos dos lugares tan equidistantes, la cultura de las métricas y narrativas de la rapoesía se hermanan desde las mismas precariedades y anhelos de justicia y dignidad. Así es que segregación, pobreza, droga, marginalidad y delincuencia entran a la pista con el mismo pie forzado que la educación, el reconocimiento y respeto del fenómeno intercultural que proviene de la integración migratoria, la vivienda y vida digna para ser en su conjunto un escudo unitario de la sobrevivencia.

El parecerse desde la resistencia es precisamente el campo de globalizar lo local y viceversa. De intercambiar sueños y esperanzas, de limpiarse las lágrimas y de seguir creando, por eso el origen del nombre de la banda más que sonar irónico es umbilical pues los lugares donde emergen estas formas de conectar pueden finalmente siempre ser aquellos lugares como La Mancha, cuyo nombre para ciertos personajes poderosos es preferible no recordar y menos nombrar.

Escuchar a los Legua York también acerca un poco a la memoria a la Lira popular. Esta,  tomaba la tradición de los poetas y cantores del campo, trasladándola desde el lenguaje oral al escrito, llegando a tirajes de miles de hojas "imprentadas", que se distribuían y voceaban en las ferias, las fondas y los suburbios por donde transitaban los y las ciudadanas. De alguna manera u otra, esa lira popular hoy es un regreso a la oralidad cantada en las micros o el metro cuando chicas y chicos rapean acompañados de sus tumtum y sus parlantes elocuentes, que alimentan con su voraz voz popular la inmovilidad de los pasajeros enchufados alienados en sus vidas audifonadas.

 

El dibujo como rapoema

 

Hay algo que puede pasar como parte de la inmensa e incombustible capacidad creativa de Lulo  y es que dibuja como habla y como escribe, al mismo tiempo. Más bien hay un acontecer persistente en él que lo implica en la relación con el generar valor en los vínculos de manera permanente utilizando todas las herramientas que pueda tener a mano. Así como lleva consigo el poema urbano también lleva lápices, cartones, hojas, cajitas de remedios desechadas, bandejas de queques que saca a relucir mientras los demás conversan y en silencio comienza a repartirlos en formas de regalos que son espejos del momento.

Entonces ahí aparece un acontecimiento nuevo, ahí se abre su caja de pandora y se despliega en toda su magnitud una forma de lenguaje que conmueve porque descompagina las métricas de la lógica relacional entre las personas; ahí hay un hombre que es niño a la vez, y que es poblador, que es arte, que es vecino, que es padre, amigo, poeta, cantor, concejal, político, en fin; un hombre bueno que es feliz revolviendo el gallinero de los cotidianos regulares y verticales.

 





 

Es como si el pensamiento lateral saliera a dar un paseo sin problema alguno con la velocidad del acertijo, la picardía criolla, la vuelta de tuerca del momento convertido en seres fluorescentes captados e inmortalizados por los sentidos de Lulo.

Estamos frente a una manera de hablar y conectar por medio del dibujo a mano que no es saga cómica, no es historieta, no es retrato, no es caricatura. Lulo Arias es dueño y señor de una manera de comunicación única, original e inédita que nace de una pulsión de un lenguaje construido todo en uno: rap, letra, ritmo, música, poesía, color, trazo, dibujo, relato en lugar de la construcción de una frase que espera ser respondida por algún interlocutor. La realidad construida por tanto es una particularidad iluminada, encerrada en la intención de una nueva forma de lenguaje, a la cual tal vez podríamos clasificar como la rapoesía fluorescente capaz de cruzar toda intención de normar lo que ahí se está diciendo. La rapoesía fluoerescente es un dibujo instantáneo que concentra un segundo captado y que luego se interpreta en tiempo real lo que Lulo demora en dibujar y colorear (entre 1 y 3 minutos).

 






 


 

Pero esto no es todo. En este constructo existe la cultura popular como eje que le da movimiento y sentido. Humor, sátira, ternura, mensaje social y político, las formas de una disrupción necesaria y a la vez cruenta porque esconde en si mismo una forma de vincularse en estos tiempo de transformación profunda incluyendo a la poesía, aquella inmanejable e inclasificable forma de contar el cosmos y el caos o de ponerle agua pura a las cosas para que florezcan nuevas como nuevas formas de lo desconocido para hacerlas amables e integradas.

 

Las maneras que tiene el arte para inmiscuirse en la vida normal de los humanos siempre estará tensionada por la deconstrucción de la realidad ya que el arte deja ahí la nueva palabra que remueve todo. La palabra en colores, en trazos, en soportes distintos a los que brotan de la boca o el papel. La palabra es un fusil y una rosa a la vez, la palabra se guarda en cajitas y en bolsitas ziploc y duermen al lado de un quijote posmoderno llamado Lulo Arias y su mujer y sus hijos en un departamento de La Legua y desde ahí se van levantando al mundo como aquellos molinos de viento o cabalgando al lomo de Rocinantes que llenan el vacío inestable de las incertidumbres diciéndonos que es viable y necesario soñar, abrir, hacer, para que la rapoesía fluorescente sea tal vez la única herramienta que nos reúna como una sociedad más hermana y hermosa. 

 


 

 

Guillermo Grebe

elartwriter


 

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